EN DEFENSA DE ESE CRIMINAL LLAMADO HOMBRE

 



Cuando uno ve pasar un coche bonito por la calle, lo admira unos segundos y después continúa andando sin mayor problema. Cuando vemos un traje elegante en el escaparate de una tienda, lo miramos con gusto y nos imaginamos vistiéndolo, y nada más. Lo mismo sucede cuando pasa una mujer hermosa a nuestro lado; cruzamos una discreta mirada, y sólo a un maleducado se le ocurriría acosarla. La admiración por la belleza es una percepción innata en el ser humano y en ambos sexos. El valor estético de la belleza puede que cambie con los tiempos, pero ha estado presente en todas las culturas y en todos las épocas porque es parte intrínseca de la naturaleza del ser humano, y sólo nos podemos desprender de ella ideológicamente, es decir, "estirpándola" de nuestro ser, por satisfacer un deseo furibundo y antinatural.

Si el hombre fuera un ser despiadado, como pretenden hacernos creer, correríamos igualmente a desvalijar el escaparate, en un intento por hacernos con lo que consideramos de nuestra propiedad, sólo y porque la belleza del objeto nos cautiva; somos seres emocionales e impulsivos, pero racionales. Lo mismo sucedería con el vehículo, esperaríamos a que el dueño lo abandone para robarlo. O peor, nos haríamos con él a punta de pistola, y sin embargo esto no sucede. Y no es porque exista más presencia policial en las calles ahora que antes o porque las leyes tengan en el punto de mira al hombre, sino porque somos seres respetuosos.

Según datos suministrados por el INE, la prevalencia de la violencia de género sobre todo tipo de violencia, esto es, física, sexual, psicología y económica, es extremadamente baja en nuestro país, para disgusto de alguna. España ocupa uno de los últimos lugares de la deshonrosa tabla de la violencia de género europea, muy por detrás de países como Letonia, Dinamarca, Reino Unido, Suecia, Bélgica, Finlandia, Eslovaquia y Luxemburgo y sin embargo, no veo en los diarios esto sino todo lo contrario. Finlandeses, letones y húngaros poseen las incidencias más altas de feminicidios. Con respecto a España, sólo el 0,13% de las mujeres fueron víctimas de VdG durante el 2020 y se producen dos feminicidios anuales por cada millón de mujeres, situándose España entre los países con las tasas más bajas, según el análisis "epidemiológico" de la violencia de género en la Unión Europea.

Para que se hagan una idea, España tiene una tasa de suicidios de 7,76 por cada 100.000 habitantes. Donde 2.771 fueron hombres y 900 mujeres (la violencia, además, tiene una fuerte influencia cultural, aunque y no necesariamente de clase social). Con esto quiero indicar que hay asuntos más apremiantes y sin embargo, menos llamativos socialmente, porque no resultan rentables en lo político. Otro dato, la incidencia media por accidentes de trabajo es de 3.349 accidentes por cada 100.000 trabajadores, en su mayor parte hombres, y tampoco veo esta noticia en los telediarios. Lo que quiero decir con todo esto es, que cualquier muerte violenta es un drama independientemente de si son muchos o pocos los casos, pero no tienen como origen el género sino la acción criminal, pese al entramado millonario de Secretarias de Estado, Delegaciones del Gobierno y observatorios integrales de violencia de género, que además se han demostrado ineficaces en su labor a lo largo de los años, y sí de un despilfarro monstruoso.

Siguiendo con la catarata de datos y según el INE, en el 2019, hubo 55 víctimas mortales de las que 33 (el 60%) eran de nacionalidad española y el 22 (el 40%), extranjera. De lo que se colige que aún siendo mayor el tanto por ciento de muertes de nacionales, también ésta se concentra en una población mayor, lo que resulta extremadamente llamativo por la reducida incidencia. Así que no se comprende a qué responde la deliberada "criminalización" del hombre. No se entiende a menos que se desee socavar la pacífica convivencia y la igualdad de derechos que debería prevalecer entre nosotros. Es inadmisible que se pretenda legislar en el "odio al hombre", con tal de satisfacer las demandas sociales de grupos que, aunque minoritarios, son altamente beligerantes.

No hay como ahondar en los datos oficiales para percatarse de la manipulación informativa de la que está siendo objeto la sociedad en su conjunto. No existe tal urgencia ni los casos de violencia de género son tan significativos como nos quieren hacer creer. Y sí, la interesada presencia del asunto en los noticiarios a diario para doblegar el sentido común de las personas. No existe tal preocupación en la gente ni las calles son inseguras. No se está produciendo una hecatombe planetaria; los datos hablan por sí solos. Lo que sí se está dando es una desigualdad frente a la ley, cuando se legisla en contra del varón por el sólo hecho de serlo. La imagen del "hombre violento" sólo es una fachada estereotipada de utilización política para granjearse votos. Los hombres no somos unos trogloditas ni unos violadores. Se comete un daño legal irreparable cuando basta con la declaración de una de las partes, sin pruebas, para llevar preso a un hombre por sólo serlo; es suficiente con el testimonio de ellas. Es el "hermana, yo sí te creo". ¿Qué ha sido del "principio legal de presunción de inocencia"? ¿Qué ha sido del principio de igualdad ante la ley? ¿Y cómo se puede legislar discriminando en favor de una parte de la población y en detrimento de la otra?