LA LIBERTAD INDIVIDUAL


Cuando hablamos de libertad individual, tenemos que referirnos, inexcusablemente, a la ausencia de coacción. Es decir, es el estado en virtud del cual, un hombre no se halla sumeditado a la voluntad arbitraria de otro u otros. Se describe por tanto la libertad, como el estado natural del hombre, que viviendo entre sus semejantes, aspira a conseguir sus fines. Hay distintos tipos de sensibilidad es y anhelos, pero lo que las distingue a todas es, la capacidad voluntaria de elección. El único impedimento para la libertad, para elegir uno mismo lo que desea hacer de su vida, sin injerencias y sin que otros lo decidan por uno, es la realidad física que se interpone entre el hombre y su objetivo; nada más. La única excepción a nuestra libertad es la imposición de nuestros deseos a los demás.

Cuando hablamos de libertad en sociedad, lógicamente, tenemos que referirnos de la libertad política que es, la participación de los hombres en su propio gobierno. En este sentido, un pueblo libre no es necesariamente un pueblo de hombres libres; nadie necesita participar de dicha libertad colectiva para ser libre. Sería absurdo pensar que los jóvenes que inician su vida activa son libres porque han prestado su consentimiento al orden social dentro del cual nacieron, cuando nunca lo hicieron; nunca les preguntaron si estaban de acuerdo con el sistema en el que vivían sino que éste fue impuesto sin más. Un hombre que decide ingresar en una orden monástica, no renuncia a su libertad en pos de un bien mayor, sino que la suspende por propia voluntad, sin coacción, y puede recuperarla en cuanto lo desee. No renuncia a ésta porque nunca la perdió ni la cedió; sino que la suspendió en tanto hacía su voluntad. Lo mismo sucede con el ciudadano y con el voto. El individuo no puede renunciar a su libertad en favor de un representante o de un bien mayor común porque no hay mayor bien que su propia libertad. El hecho de que millones de personas voten a un tirano, democráticamente elegido, no los convierte en libres sino en esclavos sumisos del tirano a quien han elegido para que rija sus vidas.

Desde el punto de vista metafísico, lo opuesto a la libertad interior no es la coacción ajena, sino la influencia de emociones y la debilidad moral o intelectual. Así pues, debemos afirmar que no se es libre sino esclavo cuando se es cautivo de las pasiones y de los vicios. Lo mismo sucede cuando decidimos que la ignorancia, la superstición o la ideología presida nuestras vidas, pues nos hace hombres temerosos de una idea que limita nuestra voluntad.

La transición del concepto de libertad individual al de libertad colectiva como ejercicio de poder, ha sido favorecida por la facultad de "limitar" la libertad de los demás. Es demasiado fácil definir la libertad como la ausencia de limitaciones, sin embargo, es más apropiado definirla como la ausencia de obstáculos para la realización de nuestros fines, y el colectivismo coarta ésta. La interpretación de que, la libertad colectiva "vigilada" nos hace libres porque la hemos elegido, no es libertad sino consentimiento de  esclavitud.

Para entender la libertad pues, es necesario que se la considere obligatoriamente buena cuando podemos elegir sin coacciones. Libertad es elegir el modo de vida que queremos para nosotros y no la que nos es impuesta. La idea de que debemos renunciar a nuestra libertad por un bien mayor general como la seguridad o la solidaridad, no es libertad sino imposición de esclavitud. Pues no hay mayor garantía de seguridad que cuando somos libres para elegir. Así, la libertad individual consiste en el compromiso y en la aceptación responsable de nuestras acciones mientras que la colectiva es la obediencia necesaria de las imposiciones.

Se ha dicho que el individualismo debilita el vínculo comunitario. No puedo estar más en desacuerdo. Precisamente el fundamento del individualismo son los derechos civiles y son éstos, cabalmente, los que permiten la relación entre ciudadanos libres e iguales.

La libertad individual es equiparable a la libertad negativa (o derecho negativo) que se define por la ausencia de coacción externa. Es la capacidad de "dejar hacer". Mientras que la ley es derecho positivo y por lo tanto, limitante, prohibiente, restringido e impuesto. Por el contrario, la libertad negativa forma parte del mismo individuo, es connatural al ser y exhorta a todos a ser respetuosos con los demás. No debe confundirse el adjetivo "negativo" en un sentido derrotista sino como la ausencia de coacción. Es permitir hacer. El derecho positivo es aquel del que se sirve todo totalitarismo (ya sea de izquierdas o derechas) y que justifica la supresión de las libertades de los individuos en aras de supuestos valores sociales "más elevados". 

Nozick, interpreta la libertad negativa para justificar la existencia de un Estado "mínimo" no intervencionista, cuyas únicas funciones serían la de garantizar la libertad individual, esto es, la seguridad (vida y libertad) y el respeto a los acuerdos libres entre personas. Se requiere pues, de un Estado firme dispuesto a intervenir para preservar, no para prohibir las libertades.

La libertad individual es el valor constitutivo de la persona en cuanto a  sus deberes y derechos, conforme a los cuales, cada persona puede decidir autónomamente, haciéndose responsable ante la sociedad de su propia vida y de las consecuencias de sus actos.